Cabeçó d´Or por la cresta de les Coves

Con la intención de entrenar para nuestra siguiente actividad en Pirineos –la cresta de Gourgs Blancs (que yo había intentado sin éxito hace algo más de un mes)– Óscar y Javi se iban a hacer la cresta de les Coves y de paso la cumbre del Cabeçó d´Or. Yo llevaba un tiempo sin salir al monte así que la idea de hacer algo antes de Pirineos me motivo para irme con ellos.

La cresta, de la que me habló por vez primera Raúl Vicedo, la había hecho hace justo un par de años con mi amigo Sento que ya la conocía. Se trata de una escalada muy sencilla que tanto la primera vez como esta las he hecho sin asegurar ni pies de gato. Sin embargo es una opción que hay que valorar antes de meterse en faena ya que tiene algunos pasos afilados que pueden imponer.

Con Óscar y Javi había quedado a las 19:00h, pero la falta de entendimiento hizo que ellos me esperaran en el Plá del Cabeçó y yo a ellos en el parking de las cuevas de Canelobre. Al final nos encontramos a las 19:20h en la misma cresta y sin pérdida de tiempo comenzamos la escalada.

La actividad transcurrió sin nada reseñable hasta que llegamos al paso más delicado (que no difícil) de la escalada. Se trata de un pequeño destrepe que conduce a una travesía horizontal que es además donde el filo de la cresta se hace más pronunciado. Justo en ese punto el viento, que había ido en aumento según ascendíamos, soplaba con muchísima intensidad. Javi paso pero Óscar y yo esperamos un poco a ver si amainaba. Por fin sorteamos el paso pero hubo cierta tensión, tanto es así que estuvimos a punto de dejar la escalada por un escape que hay justo después del citado paso.

Al final decidimos continuar e hicimos bien porque, aunque el viento siguió soplando, lo hacía cada vez con menos fuerza. Cuando terminamos la cresta también estuvimos a punto de volver y olvidarnos de subir a la cumbre del Cabeçó. Estábamos psicológicamente cansados por la intensidad de la actividad. Lo que normalmente es una trepada disfrutona se había convertido, por culpa de viento, en una tensa escalada.

Por segunda vez decidimos continuar y nuevamente nos alegramos de hacerlo ya que cuando llegamos a la cima el viento había parado completamente y las nubes, que cubrían el horizonte hacia las sierras de la Carrasqueta y Els Plans, comenzaron a abrirse y pudimos disfrutar de una magnífica puesta de sol. Estuvimos un buen rato en la cumbre relajados y tomando algo.

Bajamos trotando con las últimas luces del día por el Racó de Seva y llegamos al coche de noche cerrada.

En resumen, una actividad que me ha dejado un gran sabor de boca con dos magníficos compañeros con los que espero tener oportunidad de hacer más montaña.

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