Cresta dels Bardals y barranco del Teular

Los que me conocen y han hecho montaña conmigo saben de mi costumbre de realizar una actividad el 31 de diciembre para cerrar el año. Aunque en los últimos tres me ha sido imposible hacerlo, por motivos que no vienen al caso, este año he recuperado esta buena costumbre. La de este año se forjó en la acampada a la sierra de Oltá cuando le conté a mi amigo Juan esta tradición personal. Inmediatamente me propuso esta doble actividad que ha resultado muy interesante y disfrutona. Durante esa misma acampada les propusimos a Rafa, Rubén y Sergio (nuestros profesores de prácticas) que se apuntaran con nosotros y les parecio una estupenda idea, aunque finalmente Sergio no pudo venir. Además también vinieron Óscar y Lidón. Así pues formamos un grupo bastante heterogeneo pero que funcionó de maravilla.

La cresta dels Bardals y el barranco del Teular (también conocido como barranco del Rincón del Olvido) se encuentran en la Sierra Serrella una de mis favoritas de la provincia de Alicante. Con una naturaleza dura y abrupta y un paisaje agreste y de gran belleza ofrece múltiples atractivos excursionistas y un gran número de ascensiones y travesías en un entorno de lo más variado. La que nosotros realizamos no pasa por ninguno de los picos de más 1.300 metros de altura con que cuenta la sierra, sin embargo todos ellos sirven como telón de fondo en la primera parte de esta ruta, la cresta. Es una sierra que merece varias salidas para conocerla en profundidad. En este mismo blog tengo reseñada esta otra actividad en el mismo entorno aunque muy diferente, que también es muy recomendable.

Nosotros quedamos a las 8:30h en Benilloba para desde allí ir a Benasau, luego al puerto de Confidres y por último pasado el Mas del Teular («El rincón de las mermeladas», más conocido Rincón del Olvido) nos desviamos por una pista que sale a mano izquierda donde después de unos metros hay un rellano donde aparcar el coche. Dado que no disponíamos de mucho tiempo, pues quien más y quien menos todos tenemos algún compromiso para este último día del año, subimos en otro de los vehículos por una pista de tierra hasta prácticamente el coll de Borrell. No soy partidario de meter el coche por la montaña prefiero caminar por ella, pero de otra forma no habría dado tiempo a realizar la actividad completa. La pista que nosotros cogimos para internarnos en la sierra es la primera que sale a mano derecha después del Rincón del Olvido en dirección Benasau y que está prácticamente en el puerto de Confrides (o de Ares). Hay que continuar por ella ignorando dos cruces que salen a mano izquierda y algo antes del coll de Borrell aparcar en un rellano. Desde este punto la cresta se encuentra justo frente a nosotros y se accede a ella en poco menos de 15 minutos.

La cresta no es muy larga (tardamos menos de 2 horas en hacerla), es en general sencilla pero tiene bastante patio y en algunas zonas la roca está descompuesta, lo que le confiere bastante ambiente y te hace pensarte las cosas. Por suerte los pasos más delicados se encuentran protegidos con parabolts aunque nosotros solo nos encordamos en dos ocasiones para superar unos muros verticales de unos diez metros cada uno, si bien el último se podía sortear por la izquierda. Además hay que hacer tres rápeles. El día que nosotros la hicimos soplaba a ratos, un viento bastante intenso, que nos hizo pasar bastante frío sobretodo en las esperas de los rápeles.

La última parte de la cresta la dejamos sin hacer, se trata de un tramo sin equipar que aparentemente es bastante más serio, pero que de hacerlo te deja tras un largo rapel en el mismo barranco. Sin duda un modo mucho más elegante de realizar esta actividad que se queda en tareas pendientes para cuando dispongamos de más tiempo.

Una vez finalizada la cresta y tras un corto almuerzo nos fuimos al barranco. Completamente seco cuando lo realizamos, tiene 8 rapeles en un descenso muy vertical, y encajonado en su primera parte, con unas vistas excepcionales sobre la sierra de Aitana.

Tras terminarlo, hay que subir por la orilla izquierda orográfica pegados a unos muros verticales de los que poco después nos separamos por una senda muy poco marcada. Al rato aparecen unos hitos de piedra y después las marcas de P.R. que nos conducen directamente a donde habíamos dejado el primer vehículo.

Para nosotros la ruta no terminó aquí sino en un bar de Benasau donde con unas cervezas despedimos el año como Dios manda.

Galería de fotos

Mapa de la ruta