La cresta Espadas – Posets es un recorrido de dificultad moderada (PD+) que conduce a la cima del segundo pico más alto de los Pirineos por unas de sus rutas más elegantes y atractivas. Además es posible ascender otros 7 picos que superan los tresmil metros que quedan en el mismo cordal o cerca del mismo.
El Posets o Punta de Llardana (3.375 m) situado en el Parque Natural Posets – Maladeta, conforma después del Aneto (3.404 m) situado en el mismo espacio natural protegido, el segundo de los grandes macizos de Pirineos. Cuenta con varios picos que sobrepasan los 3.000 metros de altitud y gran cantidad de parajes lacustres. Tres importantes refugios permiten acceder a la cumbre por sus vías normales: Estós, Forcau o Ángel Orús y Biadós. Pero en un macizo de esta magnitud las posibilidades no se limitan a sus vías normales y la cresta de Espadas – Posets, uno de los grandes recorridos de los Pirineos, es una de las más interesantes.
Se trata de una cresta elegante y entretenida en la que además del Posets se ascienden otros cinco tresmiles situados en el mismo cordal, y dos más que quedan muy cerca. En total ocho picos de tresmil metros que por orden de ascensión son los siguientes:
- Diente Royo, 3.010 m
- Pavots (Tucón Royo), 3.121 m
- Tuca del Forau de la Neu, 3.080 m (fuera de la cresta)
- Las Espadas (Llardaneta), 3.332 m
- Tuca de Llardaneta, 3.311 m
- Tuqueta Roya, 3.273 m
- Posets (Llardana), 3.375 m
- Diente de Llardana, 3.085 m (fuera de la cresta)
Un itinerario montañero que no requiere un gran nivel técnico pero en el que son necesarios equilibrio y confianza, ya que se encadenan pasos aéreos sobre la estrecha y a veces vertiginosa cresta. Además es recomendable algo de experiencia en este tipo de terreno para disfrutar a tope de esta magnífica ruta de alta montaña.
Cresta de Espadas – Posets
Para esta actividad nos hemos juntado Óscar, Javi, Gali y yo.
Con Óscar he realizado algunas de las actividades más interesantes de las que hay reseñadas en este blog, tanto de alpinismo como de escalada: La Arista Rochefort, el Gran Paradiso, los Besiberris, la vía Parle o la Jonhy Ortopedias por citar alguna.
Con Javi he quedado muchas veces para hacer escalada deportiva, o para subir al Cabeço d’Or o Maigmó, sin embargo solo lo tengo citado en este blog en la cresta de la Munia y en el corredor Lubeire
En cuanto a Gali, venía recomendado por Óscar y eso es suficiente para saber que es un buen fichaje con quién ir a Pirineos, pero además lo conocía de una ocasión que fuimos los tres al Maigmó por el barranc Salat.
Punto de partida. Pleta del Estalló – Cascada Espigantosa
Llegamos a Eriste después de un largo pero ameno viaje en el que se suceden batallitas, historias y proyectos de futuro.
Dejamos el coche en el parking desde donde sale el servicio regular de autobús que cubre el trayecto entre Eriste y el parking de la cascada de Espigantosa, ya que durante los meses estivales la pista forestal está cerrada al tráfico rodado.
Preparamos las mochilas y cogemos el autobús en el que no queda ni una sola plaza vacía. Todos llevamos puesta la mascarilla que nos acompaña por primera vez en una ruta por Pirineos.
El autobús aunque es aparentemente moderno, sube renqueando e incluso por momentos creemos que no llegaremos a nuestro destino. En una de las curvas se para y el conductor se ve obligado a ir marcha atrás hasta un llano donde consigue ponerlo en marcha y coger velocidad para continuar hacia arriba, eso sí, a costa de apagar el aire acondicionado. El calor, más aún con la mascarilla es insoportable.
Tras media hora de traqueteo por la pista llegamos al parking de Espigantosa.
Aproximación hasta el refugio Ángel Orús
Antes de ponernos en marcha esperamos tumbados en el suelo y apoyados sobre nuestras mochilas, a que el resto de grupos con los que hemos subido lo haga. Queremos ir a nuestro aire así que dejamos pasar un rato en completo relax, no hay prisa, tenemos tiempo de sobra hasta las 20:00h, la hora a la que sirven la cena en el refugio.
A las 16:15h comenzamos a caminar. La ruta no tiene pérdida, basta con seguir la senda balizada PR-HU 36 que va desde Eriste hasta el refugio de Forcau o Ángel Orús. Cruzamos el puente sobre el río Eriste con vistas a la cascada de Espigantosa y continuamos a paso tranquilo por una senda ascendente que se suaviza al llegar a los prados de Riberetes donde el valle se abre.
Ignoramos un puente a nuestra derecha y continuamos ascendiendo una pendiente cada vez más pronunciada en un espeso pinar de pino negro.
Tras unos zigzags alcanzamos a 2.100 metros de altura el refugio de Ángel Orús una hora y veinte después de empezar a caminar.
En el refugio todo son novedades. Desinfección de botas, geles, mascarillas y mínimo contacto con el personal que se hace por medio de una única persona del grupo. Además han tenido que reducir su capacidad a la mitad para garantizar la distancia de seguridad. Está claro que el mundo ha cambiado con el Covid-19, en la montaña también.
Óscar, elegido unánimemente como interlocutor, pide unas cervezas que disfrutamos en la terraza observando nuestro alrededor: el pico Es Corbets, los valles de Llardana y Llardaneta, las crestas del Forcau y la impresionante cascada de la Bal d’es Ibons.
La mecánica de las cenas también ha cambiado. Antes de la pandemia compartíamos actividades e inquietudes alrededor de la mesa con el resto de comensales: montañeros, escaladores y senderistas que acababamos de conocer. La situación actual exige distanciamiento por lo que cada grupo tiene su propia mesa, y aunque entiendo que debe ser así me da pena lo que nos perdemos.
Por último las habitaciones. Este refugio las tiene para 6 personas en literas con tres camas por altura. Ahora está limitado a 2 por altura y una mampara de PVC separa los espacios.
No sé cómo será en refugios donde la litera es corrida, pero es posible que en esto si que hayamos mejorado, lo digo básicamente porque de este modo el número de ronquidos es inferior.
Refugio Ángel Orús – Diente Royo
Otra novedad producto de la pandemia es que, a no ser que duermas otra noche en el refugio no está permitido dejar nada en él porque tienen que limpiar a fondo, incluso las taquillas. Así que después de desayunar y preparar el material metemos en una bolsa lo que no vamos a necesitar durante la actividad y la escondemos en las inmediaciones del refugio, a la vuelta la recogeremos.
Comenzamos a caminar por la ruta normal del Posets desde Ángel Orús, que sigue el GR-11.2 dirección noroeste. A la altura de Canal Fonda la ruta del Posets se desvía a la derecha. Nosotros seguimos recto hacia al collado de Eriste y el refugio de Biadós, pero antes de llegar al collado, en el ibón de Llardaneta abandonamos el sendero balizado y remontamos la pendiente que queda a nuestra derecha.
Tras una fuerte subida llegamos a la cubeta formada por el circo del Pavots, Tuca del Forau de la Neu, Espadas, Posets y Diente de Llardana donde la vista se abre. Tenemos frente a nosotros una panorámica completa de toda la cresta, desde el Diente Royo (situado a la izquierda) hasta el Posets. También se ve el paso del funambulista, probablemente el punto más famoso de esta cresta, aunque no el más difícil.
Nos dirigimos a la cumbre del Diente Royo (el primer tresmil del día) al que llegamos sin complicaciones tras superar alguna pedrera y sortear un par de neveros.
Cresta de Espadas – Posets
El primer tresmil que escalo en estas jornadas maratonianas en las que hay varios previstos, es siempre es el que más ilusión me hace, aunque sea un pico menor como el Diente Royo que supera los tresmil metros solo por diez.
Descansamos unos minutos en su cumbre, nos hidratamos, comemos y disfrutamos de las vistas: al sur los Forquetas y Eristes, al norte la cresta Espadas – Posets.
Desde el Diente Royo comienza la escalada de la cresta, aunque hasta el próximo pico es bastante fácil. Descendemos ligeramente en dirección al Pavots y al llegar a un collado cercano volvemos a subir. Tras un tramo mixto de caminar y trepar llegamos a la cumbre del Pavots donde ganamos vista al Vignemale y Monte Perdido.
En este punto nos separamos de Gali. Él no tiene intención de escalar la Tuca del Forau de la Neu, que queda casi en medio del circo y muy por debajo de la cresta, mientras que Javi, Óscar y yo sí. Nos despedimos temporalmente, abandonamos la cresta y descendemos hacia el este por un nevero en el que nos vemos obligados a calzarnos los crampones que nos quitamos cerca de la cumbre.
Por lo que habíamos leído en otro blog pensábamos que tendríamos que bajar casi hasta la base de la montaña, y aunque es verdad que toca bajar, no es tanto como creíamos ya que los resaltes de roca previos a la cumbre son factibles y trepando por ellos hacemos cima.
En la Tuca del Forau de la Neu no nos entretenemos ya que no queremos hacer esperar a nuestro amigo más de la cuenta, una foto de rigor y otra vez en marcha.
Un marcado contrafuerte conduce directamente a la cresta. Los primeros metros los acometemos por su izquierda ya que parecen más sencillos, luego nos subimos al lomo hasta llegar a un promontorio nuevamente en la cresta de Espadas, donde nos reunimos con Gali que está descansando. En su llegada hasta aquí no ha encontrado ninguna dificultad reseñable.
Debo admitir que durante un momento estuve tentado en no subir la Tuca del Forau de la Neu, sin embargo ahora me alegro de haberlo hecho porque este tramo de vuelta que acabamos de recorrer, es desde mi punto de vista de lo mejor de toda la actividad. Consiste en varias trepadas sencillas y disfrutonas, sobre roca excelente en la que se suceden pasos verticales y diedros. Por esta bonita trepada y no por añadir un tresmil más a nuestro currículum, merece la pena desviarse de la cresta. Desde aquí se lo recomiendo a todo aquel que esté leyendo estas líneas.
Continuamos por la cresta de Espadas internándonos en su parte más afilada aunque en general con buena roca. Las trepas se suceden y aunque no tienen grandes dificultades (pasos aislados de II/ III) no debemos perder la concentración. La arista pierde poco a poco verticalidad hasta convertirse en una loma de piedra descompuesta, poco después llegamos a la cima del pico Espadas, segunda cota del macizo del Posets.
Destrepamos hasta una horcada previa al famoso paso del Funambulista que no es en absoluto difícil, de hecho me resulta más complicado bajar hasta el inicio del mismo que el propio paso. Lo que ocurre es que el patio que se abre a ambos lados impresiona.
Al llegar al otro lado del famoso paso hay que hacer un pequeño flanqueo por la izquierda y buscar un diedro por el que salimos de nuevo a la cresta. Hay varias posibilidades, de hecho no subimos todos por el mismo sitio. En todo caso la dificultad (en torno al III grado) no varía mucho.
Continuando llegamos a la Tuca de Llardaneta y poco después por terreno cada vez más sencillo a la Tuqueta Roya y el collado Jean Arlaud donde se encuentra la espectacular salida del corredor del mismo nombre. A nuestro paso en pleno mes de julio aún queda nieve, y es que esta ha sido una temporada generosa en precipitaciones que debido a la pandemia pocos montañeros han podido aprovechar.
Ya solo nos queda ascender la pedrera descompuesta que conduce a la cima del Posets.
En la cumbre nos entretenemos un rato. Comemos, bebemos, observamos el panorama y comentamos la jugada en un tono bastante alto hasta que caemos en la cuenta que no estamos solos. Un montón de montañeros se encuentran desperdigados por la cumbre en completo relax, al menos lo estaban hasta nuestra llegada. Cuando caemos en la cuenta reprimimos ligeramente nuestro entusiasmo y emprendemos la bajada. Con nuestra marcha vuelve la paz al Posets.
Antes de bajar observo la cresta de Bardamina muy por debajo de nuestra posición. La escalé hace ya 4 años con Javi y Óscar en una bonita jornada con algo de nieve y tiempo inestable.
Pero volvamos al Posets, la bajada la hacemos por la ruta normal, una senda con mucha piedra suelta que va dirección sur, pasa por la Espalda de Posets y llega el collado del Diente, justo en la entrada de la Canal Fonda.
Diente de Llardana
La vista del Diente de Llardana desde el collado es imponente. Sin embargo la ascensión es más impresionante que difícil.
Dejamos las mochilas, nos despedimos de Gali (que tampoco tiene interés en subir este pico) y emprendemos la subida. La trepada, algo expuesta, discurre por terreno mixto de hierba y roca. Algunos hitos y la propia intuición ayudan a encontrar el camino más lógico. Los primeros pasos son algo más delicados, luego la subida se hace progresivamente más fácil hasta la arista cimera.
Hay que prestar mucha atención a la posible caída de piedras que irían directamente a la Canal Fonda por donde suele haber movimiento de montañeros.
Una vez en la cresta la recorremos en su totalidad hasta hollar la cumbre desde la que tenemos una extraordinaria perspectiva de la cresta Espadas – Posets y de la Tuca del Forau de la Neu, lugares que acabamos de recorrer y que están justo frente a nosotros.
Volvemos al collado para afrontar la última parte de la ruta, la bajada, que en este tipo de actividades resultan largas y tediosas.
Bajada por la Canal Fonda y vuelta al parking de Espigantosa
La Canal Fonda tiene mucha nieve y por segunda vez en el día nos calzarnos los crampones. Yo no me los quito hasta el final de la misma, pero el resto del equipo lo hace a mitad de camino, en una mancha de tierra donde ha desaparecido la nieve. Como la salida de la canal también presenta nieve prefiero recorrer el tramo de tierra calzado con ellos que andar poniendo y quitando, o hacer el último tramo sin ellos.
La bajada con los crampones por la Canal Fonda es rápida y enseguida nos vemos caminando por los prados de Llardaneta camino de refugio. A la llegada al Ángel Orús recogemos las cosas que habíamos escondido por la mañana.
Son las 16:45h y a las 17:30h sale un autobús. O lo cogemos o tendremos que esperar al siguiente a las 20:00h. Vamos muy justos así que bajamos a la carrera.
Por suerte llegamos a tiempo y a las 18:15h estamos en Casa Rosita disfrutando de una merecida cerveza. Aunque después iremos a Benasque a tomar alguna cerveza más, aquí cenamos y dormimos esta noche, es un lugar muy agradable que desde aquí recomiendo.
Para finalizar comentar que la cresta Espadas – Posets aunque no es excesivamente afilada ni con grandes dificultades técnicas, nos ha regalado una jornada inolvidable en uno de los lugares más interesantes de Pirineos. La he disfrutado un montón con un extraordinario grupo de amigos. ¡Ya estamos haciendo planes para la próxima!
Galería de fotos
Mapa de la ruta
Resumen de la actividad
Entorno y medio | |
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Parque Natural Posets Maladeta | |
Macizo del Posets | |
Espacio natural protegido | |
Cielo despejado sin viento | |
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