Las gargantas de Holtzarte y Kakueta se encuentran en el corazón del País Vasco francés muy cerca de Navarra. Se pueden recorrer en una jornada de montaña con niños siguiendo dos cortas rutas entre abruptas montañas y vegetación exuberante. La primera termina en un puente colgante suspendido 150 metros sobre el abismo. La segunda, entre pasarelas y cascadas, promete una experiencia única, donde la magia de la naturaleza se encuentra con la emoción de la exploración.
Inauguro con esta entrada una nueva sección que he incluido en la categoría de «Montaña con niños» y que espero en el futuro incluya muchas más.
Comienzo con una de las rutas que he realizado este verano con mi mujer y mis hijos en el Pirineo francés muy cerca de Ochagavía e Isaba (en cuyo camping estábamos alojados).
Se trata en realidad de dos excursiones, pero no son demasiado largas y se encuentran muy cerca la una de la otra por lo que es recomendable hacer las dos en un día.
Para llegar al inicio de la primera garganta desde Isaba se coge la carretera que va a Ochagavía desviándonos antes de llegar a esta población en el puerto de Larrañe. Una vez superado el puerto pasamos a Francia y nos dirigimos la población de Larrau que debemos atravesar y continuar hasta Logibar. La ruta se inicia en el aparcamiento situado en la parte trasera del albergue-restaurante de Logibar.
Una señal indica el comienzo del sendero junto al río Olhadubi. El camino discurre entre avellanos, tilos y alisos con el río a nuestra derecha. Hay que superar un par de rampas bastante fuertes en las que, además, la fuerte humedad deja las rocas algo resbaladizas así que hay que ir con cuidado. No obstante existe un pasamanos para hacer el ascenso más seguro. El camino se vuelve a suavizar y entramos en un hayedo. Otra subida nos deja en una zona más clareada donde observamos la confluencia del cañon del río Olhado con el de Olhadubi y la imponente pasarela de Holtzarte.
Hay que llanear un poco más hasta llegar al puente y cruzarlo parandonos en la mitad para ver 200 metros más abajo el río. El puente, aunque completamente seguro, puede resultar imponente con su balanceo. Desde el final del puente el sendero zizaguea penetrando en el bosque de Holtzarte. En este punto nosotros nos paramos a comer y después nos dimos la vuelta por el mismo sendero.
Volvemos al coche y continuamos por la misma carretera por la que veníamos dirigiendonos a Sainte-Engrâce, que más que un pueblo es un conjunto de casas diseminadas por la montaña sin un núcleo urbano definido. Al poco tiempo están señalizadas las Gorges de Kakouéta (gargantas de Kakueta).
Mi nuevo compañero de escalada, Boni, me recomendó visitar estas gargantas antes de salir de Alicante. Están habilitadas para el turismo con pasarelas, puentes y barandillas, y para verlas tendremos que adquirir un ticket en el bar La Cascade, aunque esto no le resta espectacularidad a la ruta.
Al principio nos sentimos algo confusos pues hay dos posibilidades para empezar. Nosotros cogimos un puentecillo que sube y vovimos por el otro camino, aunque en realidad ambas rutas van pegadas. A partir de aquí ya no hay pérdida, solo hay que seguir la senda. Durante el camino vamos a observar líquenes, musgos y plantas rupícolas. Nosotros además tuvimos la suerte de ver un tritón pirenaico justo en la última cascada. Después de esa cascada llegamos a una cueva donde se termina la ruta. La vuelta es por el mismo camino.
La mejor opción para volver a Isaba es hacerlo por el collado de la Piedra de San Martín que además en las tardes de verano suele estar con niebla hasta que cruzas la frontera, lo cual a mi me parece un aliciente más.
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Resumen de la actividad
Entorno y medio | |
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Pirineo vasco francés |