Mendaur desde Sunbilla. Ruta senderista en Navarra

El Mendaur (1.131 m) es una hermosa montaña muy popular entre mendizales vascos y navarros situada en la margen izquierda del río Bidasoa. En la cima encontramos la ermita de La Trinidad del siglo XVII, que se alcanza tras superar sesenta escalones tallados en roca. 

Aunque a Pirineos vengo con cierta frecuencia, al vasco-navarro, que es además la tierra que me vió nacer, hacía mucho que no me acercaba. La última vez que estuve de ruta por aquí fue hace casi 2 años. Hice con mi madre una excursión por el litoral de Jaizkibel en la que visitamos una famosa ola de piedra a la que llaman Grankanto. 

En esta ocasión, va a ser uno de mis primos quien me descubra una joya de estas latitudes, el Mendaur, un macizo situado en las últimas estribaciones del Pirineo occidental -aunque algo alejado del eje axial-, que yergue sus aristas de conglomerado por encima de los verdes paisajes de la Navarra Atlántica.

Mitología, leyendas, brujas e historias de toda índole impregnan estos montes y valles, situados entre el río Bidasoa y la regata de Ezkurra, en un aura de misterio. En sus márgenes encontramos localidades como: Elgorriaga, Ituren, Zubieta, Arantza y Sumbilla, que se encuentran entre las más armoniosas y mejor preservadas de Euskal Herria, con casas tradicionales y caseríos provistos de coloridas flores.

Son varias las rutas que parten desde estas poblaciones a la cima. Nosotros vamos a tomar una desde las proximidades de Sunbilla que tras superar el collado de Buztiz nos conducirá a la cumbre.

Sunbilla – Mendaur

Aunque hemos quedado en el pueblo, subimos en coche por pistas de montaña hasta el caserío de mis primos, apenas 2 kilómetros más arriba, lugar donde iniciamos la ruta.

Tomamos un camino forestal que asciende entre caseríos hasta incorporarnos al sendero balizado de Gran Recorrido E.GR 11/12 que viene de Sunbilla. Esta senda balizada forma parte de una red mayor que permite recorrer los valles del Baztán y Bidasoa, y enlazar (de ahí la “E” que tiene delante la denominación del sendero) con los GR-11 y GR-10, sendas transpirenaicas que cruzan Pirineos por España y Francia respectivamente. También enlaza con el GR-12, conocido como sendero de Euskal Herria.

Siguiendo las marcas blancas y rojas de este tipo de rutas nos adentramos en un frondoso bosque de hayas cuyas hojas caídas cubren completamente el suelo que pisamos. Aunque los hayedos son más llamativos en otoño, que es cuando su gama cromática es más amplia, el que estamos cruzando, a pesar de ser invierno, está precioso.

Pasamos junto a una borda y poco después alcanzamos el collado Buztizlepo (935 m), al sur del pico, donde hay un llamativo menhir. Este collado separa el Mendaur de su vecino el Mendieder (1.077 m), también Sunbilla del valle de Malerreka.

Hasta este punto hemos seguido el GR, aquí lo abandonamos y tomamos las sendas que vienen de Ituren y Arantxa, que confluyen y continúan montaña arriba serpenteando. Esta es la ruta clásica para subir a la cima.

El bosque y los prados dan paso a la roca de conglomerado en la que vemos una pareja de buitres que al parecer son habituales aquí. 

Recuerdo que cuando realicé la circular a las Peñas de Aia desde Irún también los vi. Cubrir volando los 16 kilómetros lineales que separan ambos montes no supone un gran esfuerzo para estas formidables aves, acostumbradas a distancias mucho mayores, así que no descarto que sean de la misma colonia.

A nuestro paso echan a volar.

Un par de zigzags conducen a los escalones previos a la ermita de la Trinidad situada junto a la cima de piedra rojiza. Al llegar a la cumbre del Mendaur -o Abelegi como también se la conoce- el viento sopla con fuerza, así que, aunque disfrutamos de la panorámica, que incluye el Cantábrico, Bidasoa y Pirineos, no tardamos en ponernos a cubierto en el interior de la ermita.

Nos abrigamos, echamos un trago de agua y emprendemos la vuelta por el mismo camino por el que hemos venido. Tras poco más de 3 horas de agradable bajada, llegamos al punto de inicio.

Ha sido una buena excursión en la que he podido conocer un monte navarro, el Mendaur, que merece la pena ser recorrido con tranquilidad, disfrutando de la naturaleza y dejándose embaucar por su mágica esencia.

Galería de fotos

Mapa de la ruta