Peña Ezkaurre (2.045 m) desde el collado de Argibiela

Las vacaciones llegan a su fin y mis ansias de montaña no están ni mucho menos satisfechas. Así pues me dejo para el mismo día en que volvemos a Alicante esta poderosa cumbre, cuyas caras orientales y occidentales están talladas a pico por encima de profundas gargantas. La elijo por este motivo, porqué está cerca del camping donde nos alojamos y porqué la ascensión es rápida, al menos desde el collado de Argibiela (existe otra subida muy larga, e imagino que también muy interesante, desde Isaba).

Peña Ezkaurre (2.045 m) es una montaña única, con una espectacular cara este que es una de las muestras de plegamiento alpino más salvajes que nuestra vista pueda disfrutar. Existen interesantes vías de escalada en esa cara que algún día me gustaría probar. En su zona superior encontramos la segunda extensión de lapiaz más importante del Pirineo navarro (la primera está en el macizo de Larra de cuyas vistas pude disfrutar en mi ascensión al Anie).

El itinerario empieza en el collado de Argibiela en la carretera, que a través del valle de Belabarze, une Isaba con Zuriza y que marca el límite entre Navarra y Aragón.

A las 6:30h estoy en marcha y gracias a este madrugón puedo disfrutar en el valle antes mencionado de una manada de ocho ciervos (entre ellos un macho con buena cuerna) que pasea tranquilamente por dicho lugar. Paro el coche y me quedo observandolos hasta que deciden que se van a otro sitio. Ni siquiera me molesto en sacar la cámara pues apenas hay luz, simplemente disfruto de su observación. Me alegro de haberlos visto pues empezaba a dudar que hubiera mamiferos por estos lares ya que aparte de lo que creo fué una garduña, que se nos cruzó una noche por la carretera, no había visto ni uno solo y eso que nos hemos movido a horas imtempestivas y por zonas en las que estabamos completamente solos. Ya se que no es fácil verlos, pero siempre suelo ver alguno.

Bueno, al grano. Dejo el coche en un claro que hay en la parte más alta del collado y desciendo unos metros hasta un camino marcado con las marcas de una variante del GR-11 (senda Pirenaica que recorre esta frontera natural de este a oeste) y que es el que debemos seguir hasta la cumbre.

La primera parte de la ascensión atraviesa un frondoso hayedo cuyos verdes colores destacan sobre las paredes calizas que vemos detrás. También podemos disfrutar de otras especies como en serbal o el boj. La subida que al principio es suave se va empinando poco a poco y en algún momento me veo obligado a sujetarme de las raíces que surgen por doquier.

La senda gira a la derecha primero y a la izquierda después por terreno más suave y me deja en el collado Abizondo (1.638 m). Me quedan 400 metros de desnivel por un paisaje que ha cambiado por completo. Dejo atrás los frondosos bosques y contemplo la vertiginosa subida que tengo por delante dominada por la roca caliza. Veo algún pino negro aislado a mi izquierda. A partir de aquí la ruta gira a la derecha y en media ladera asciende por fuerte pendiente.

Tras unos quince minutos la pendiente disminuye y se abre ante mi un impresionante terreno kárstico. Guiado por las marcas que venía siguiento e hitos llegó a la cumbre en la que me llaman poderosamente la atención montones de acumulaciones de piedras que la gente que ha subido aquí a ido haciendo. Yo hago lo propio y construyo mi propio mojón.

Desde la cima, socavada por una gran dolina que le confiere la apariencia de un volcan, me acerco al borde del acantilado que se encuentra a un par de minutos  y donde me paro a disfrutar de los primeros rayos de sol y de la hermosa vista sobre la muralla de Alano y la Peña Espeluenga que tengo justo enfrente. También veo el Petrechema, los Tres Reyes, el Anie, el Txamantxoia (o Maz), y el Ori.

La vuelta la hago por el mismo camino.

Esta excursión le pone la guinda a unas merecidas vacaciones en el Pirieno navarro que como siempre se han quedado cortas.

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Mapa de la ruta