Penya de Migjorn desde Xixona. La ruta más completa, variada y montañera a su cumbre

La Penya de Migjorn, Penya del Migdia o Peña Roja, tiene dos posibles ascensos desde Xixona a través del PR-CV 212. Sin embargo, la ruta que propongo a continuación evita esta senda balizada y asciende dando un rodeo por el riu del Coscó hasta las Penyes de Roset. Desde allí, recorre íntegramente la Serra de la Mitja Querana, primero por el barranco situado al oeste del cordal y luego por la cresta de la Cova dels Corrals hasta la cumbre. Se trata de un itinerario variado, completo y con cierto carácter alpino, recomendado exclusivamente a senderistas experimentados o montañeros.

Saltar directamente a la descripción de la ruta.

A veces, las montañas que visitamos con frecuencia, esas que tenemos más cerca y sentimos como nuestras, aún guardan secretos. Arrogantes, pensamos que ya hemos recorrido cada sendero, explorado cada rincón, que no queda nada por descubrir. Por suerte, ni las montañas son de nadie -aunque lo sintamos así o un papel timbrado diga lo contrario- ni las conocemos tanto como nos gustaría.

La ruta que a continuación detallo discurre por una de las montañas que más a menudo visito, la Penya de Migjorn, una sierra que como su nombre indica, se asoma al mediodía de la comarca l’Alacantí, entre Tibi y Jijona. Creía conocerla a fondo. Por suerte, no es así; en cualquier caso, ahora la conozco un poco más.

Quien me enseña la ruta es Pablo, mi fisio. Lo conocí por culpa -o gracias- a mis frecuentes dolores de espalda. Me lo recomendaron, y desde la primera visita conectamos; casualidades de la vida, compartimos afición por la montaña.

Una semana antes, fui yo quien le mostré una ruta al Cabeçó d’Or, una que, aunque en su momento publiqué en este blog, terminé ocultando por petición del propietario de los terrenos por los que pasa (¡y me atrevo a decir que las montañas no tienen dueño!). Es la subida al Cabeçó por la Penya del Home, probablemente mi ascenso favorito a este pico. Ahora, él quería enseñarme esta otra.

Penya de Migjorn desde Xixona, la ruta definitiva

De la ruta conocía todo el recorrido excepto el tramo clave, el que conecta Els Quatre Barrancs con la cresta de la Cova dels Corrals. No solo es esencial para unir estos dos puntos, por sí solo, es un lugar que merece la pena ser visitado.

Desde la primera subida, que realicé una tarde-noche de agosto junto a Pablo, he repetido el recorrido en dos ocasiones con ligeras variaciones. Voy a reseñar la última porque empieza en el casco urbano y me parece la más lógica, aunque mencionaré detalles de la primera, ya que fue una ruta mágica en la que disfrutamos de un espectacular mar de nubes bajo los últimos rayos de sol y en la que además, recorrimos la cresta en plena oscuridad de la noche.

Xixona – Penya de Migjorn

Inicio la actividad en el casco urbano de Xixona, en una soleada mañana de otoño. Desde la calle Ibi, el recorrido bordea el Cabeçó del Nano hasta enlazar con el sendero PR-CV 112. Sigo esta senda balizada de forma intermitente, ya que en algunos tramos la abandono para buscar el lecho del riu de Coscó. La ruta pasa por la Font de Roset, las Penyes de Roset y, finalmente Els Quatre Barrancs, donde abandono definitivamente el PR y me adentro en territorio nuevo para mí.

De los cuatro posibles barrancos, me interno en el que rodea las Penyes de Roset y se dirige hacia el sur. El camino está salpicado de pequeños muros que se superan con trepadas sencillas y entretenidas, que añaden un toque de diversión al recorrido.

Avanzo por el fondo del barranco hasta una imponente pared de roca naranja y gris, cuya textura recuerda a la cercana peña de la Librería, aunque esta, con aproximadamente 80 metros de altura, es mucho mayor. Se trata de la vertiente oeste de las Penyes del Roset, tan impresionante como la este. Sin embargo, mientras la este es una vista habitual desde distintos puntos de Xixona, esta otra solo puede contemplarse adentrándose en este barranco.

Rodeo la pared y supero varios muretes hasta llegar a un cul de sac que parece inexpugnable. La primera vez, cuando vine con Pablo, escalamos un pequeño paño de roca situado a la izquierda que aunque sencillo, es delicado debido a la roca suelta. En ocasiones posteriores, opto por una senda que, antes de llegar al fondo del barranco, se desvía a la izquierda para continuar por una zona más elevada y accesible, paralela al barranco.

En pequeños muros que encontraré más adelante sucede lo mismo: pueden superarse mediante trepadas o siguiendo pasos alternativos a uno u otro lado del barranco. Sin embargo, los siguientes son más sencillos y tienen roca firme, por lo que, tanto en mi primera visita como en las siguientes, realizo todas y cada una de las trepadas, siempre más entretenidas que las alternativas a pie.

Tras recorrer un kilómetro por el barranco, sale a otro a mano derecha que en dirección oeste primero y suroeste después sube al Cabeç Redó. Cuando Pablo me enseña la ruta, nos internamos por él. En las siguientes continúo por el barranco principal. 

A continuación describo ambas posibilidades:

Opción 1: Rodeo pasando por el Cabeç Redó

Siguiendo este nuevo barranco subimos hasta el cordal de la Serra de la Penya Roja muy cerca del collado de la Llentilla. 

Pasamos junto a una balsa de agua y tomamos una pista forestal que rodea el Cabezo Redondo y sube al Cabeç Redó, dos lomas muy próximas entre sí que, curiosamente, tienen la misma toponimia pero en distintos idiomas: la primera en castellano y la segunda en valenciano.

En lo alto del Cabeç Redó disfrutamos de uno de los atardeceres más hermosos que recuerdo en la Sierra del Migjorn. Un denso mar de nubes cubre por completo la Foia de Castalla, extendiéndose más allá del Migjorn y el Maigmó. El valle permanece oculto bajo la capa algodonosa, mientras las cumbres emergen como islas en un océano de niebla. Sin embargo, la vertiente este se mantiene despejada, aunque las nubes intentan tímidamente cruzar el collado del Clot, como si quisieran adueñarse también de ese lado. La combinación de luces y sombras, junto al contraste entre nubes y montañas, crea una escena inolvidable.

Tras disfrutar del espectáculo, comenzamos el descenso por la fortísima pendiente que nos conduce hasta el collado del Clot.

Seguimos el cordal en un sube y baja constante hasta enlazar con el PR-CV 212. Frente a nosotros tenemos la subida directa a la cumbre del Migjorn, pero optamos por dar un rodeo. Así que tomamos la senda en sentido opuesto hacia la Cova dels Corrals. Alcanzamos este punto de noche cerrada, añadiendo un toque especial a la travesía, a partir de ahora iluminada únicamente por nuestras linternas frontales.

Desde la cueva, afrontamos una exigente subida monte a través, ganando altura rápidamente hasta alcanzar la cresta. Este último tramo nos lleva primero al punto más elevado de la Mitja Querana, desde donde solo queda continuar por la cresta hasta coronar finalmente el vértice geodésico del Migjorn.

Opción 2: Subida directa por la cresta de la Cova dels Corrals

Aunque quería dejar constancia de la subida por el Cabeç Redó, por lo mucho que la disfruté, se trata de un rodeo innecesario siendo la subida lógica la que describo a continuación.

Así pues, volvamos al cruce de barrancos. 

En lugar de desviarme por el que sale a mano derecha, sigo por el fondo del principal hasta alcanzar unos bancales de piedra seca. Poco después, me desvío monte a través, ganando el cordal de la Mitja Querana, que sin complicaciones me conduce al PR-CV 212, justo en el collado donde un poste vertical marca las indicaciones de la senda balizada.

Cruzo el PR en busca del cordal. Tras dejar atrás un promontorio rocoso a mi derecha, la vista se abre a la primera parte de la cresta, que desde aquí parece completamente vertical, aunque solo es un efecto óptico.

Los primeros pasos que requieren el uso de las manos están cubiertos por el rocío de la mañana. Resbalan mucho, y avanzo con lentitud y cautela. Al llegar al primer resalte, orientado al este y bañado por horas de sol, lo encuentro afortunadamente seco. Lo supero sin problemas, ignorando la cadena instalada en la roca que nunca me ha inspirado confianza. 

Más adelante, alcanzo el tramo más afilado de la cresta. Tras cruzarlo, me enfrento a un segundo resalte, también equipado con una cadena que, como la anterior, no utilizo. Este punto de la cresta es donde llegué con Pablo la vez que subimos por el Cabeç Redó.

Los pasos que se abren por la vertiente oeste, aún en sombra, están igual de húmedos y resbaladizos que los del inicio de la cresta. Paso por ellos con calma, aunque no dejan de ser tensos en algunos momentos.

Finalmente, alcanzo la cota de 1.216 metros conocida como Migdia. Aquí, la cresta se convierte en una senda bien definida. Las dificultades han terminado, y la cumbre del Migjorn aparece ya muy cerca. Una cómoda bajada y una última subida, en la que me reincorporo al PR-CV 212, me conducen directamente al vértice geodésico.

Bajada por el barranco del Choquero

Para la vuelta, sigo el PR-CV 212 durante casi cuatro kilómetros. Este tramo me lleva primero a cruzar la parte alta del barranco del Choquero, donde hay una entretenida bajada con roca descarnada que, aunque divertida, exige atención y cuidado. 

Después, el sendero atraviesa un denso bosque flanqueado por las paredes verticales cuya cresta acabo de recorrer. Desde aquí, las observo con otra perspectiva, apreciando la imponente silueta que dibujan contra el cielo.

A medida que avanzo, el paisaje cambia y llego a una zona más humanizada, con pistas hormigonadas y asfaltadas que, aunque tienen poco atractivo, me conducen rápidamente a mi destino. Poco antes de alcanzar la carretera de Tibi, tomo un desvío a mano izquierda que se dirige hacia la Font d’Alècua, por donde voy a continuar.

Me queda por recorrer el último kilómetro y medio de la ruta, una zona que no había visitado antes y que me sorprende gratamente. Paso junto a la Font d’Alècua, que, a lo largo de la historia, fue un recurso clave como proveedor de agua para los habitantes de Xixona y también funcionó como lavadero municipal durante años. Se cree que fueron los árabes quienes descubrieron este manantial, dejando su huella en este rincón cargado de historia.

Siguiendo una serie de caminos rurales, reverdecidos por las recientes lluvias y flanqueados por campos de cultivo y masías, llego al Cabeçó del Nano, que rodeo por el oeste para regresar al punto donde inicié la ruta hace casi cinco horas.

Esta ruta es una alternativa ideal para montañeros y senderistas experimentados que deseen explorar rincones poco conocidos y alejados de las rutas más transitadas para ascender a la Penya de Migjorn. Además de ser entretenida, recorre parajes de gran belleza que sorprenden y que sin duda merece la pena conocer.

Galería de fotos

Mapa de la ruta