Pico Torreón -techo de Cádiz- bajando por el Pico del Aguila

El Pico El Torreón es, con 1.654 metros de altitud, el techo de la provincia de Cádiz. Situado en la Sierra de Grazalema, uno de los espacios naturales más emblemáticos de Andalucía, está rodeado de impresionantes paisajes y cuenta con una biodiversidad única. Desde su cima, es posible divisar el Estrecho de Gibraltar, la costa africana y, en días despejados, las cumbres de Sierra Nevada.

En este artículo cuento mi experiencia subiendo a su cumbre por la ruta normal y descendiendo por el Pico del Águila, una alternativa que exige realizar varias trepadas y destrepes interesantes pero reservada a montañeros o senderistas experimentados.

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Estoy haciendo un viaje por el centro y oeste de Andalucía, visitando algunos lugares que hace tiempo tenía ganas de conocer. Inicié el viaje en el Torcal de Antequera, donde realicé una ruta circular en la que coincidí con mucha gente, ya que, además de ser un lugar muy popular, lo visité en domingo. Ayer subí los picos Terril y Algámitas, techos de la provincia de Sevilla, en completa soledad. Después visité Setenil de las Bodegas, un pueblo precioso tomado por el turismo, lo que creo que le ha hecho perder su esencia. Por último, me vine a Grazalema, recorrí su casco urbano, disfruté de sus bares y dormí en el camping. Hoy quiero ascender el Pico El Torreón, el techo de Cádiz.

Parque Natural Sierra de Grazalema y Pico El Torreón

El Parque Natural Sierra de Grazalema es, con una media anual de 2.200 mm de precipitación, una de las zonas más lluviosas de la península ibérica. Esto se debe a que la sierra actúa como una barrera natural para las borrascas que entran por el golfo de Cádiz, obligándolas a descargar grandes cantidades de lluvia. Aunque muchas veces he escuchado que es el lugar donde más llueve en España, esto no es del todo preciso. En términos de promedio anual sostenido, algunas zonas del noroeste, como los Ancares o los Picos de Europa, pueden acumular más precipitación total. En cualquier caso, Grazalema sigue siendo una referencia clave en lo que a pluviometría se refiere.

Las abundantes lluvias y el sustrato calizo han moldeado su espectacular paisaje, con profundos valles, paredes verticales y un marcado relieve kárstico. Este modelado kárstico no solo define el relieve de la sierra, sino que también influye en su vegetación, dando lugar a ecosistemas únicos.

Aquí se encuentra el famoso pinsapar, un bosque relicto de abetos andaluces que solo prospera en Grazalema y en la vecina Sierra de las Nieves, dos enclaves caracterizados por su humedad y fríos inviernos. Esta singular combinación convierte a Grazalema en un destino privilegiado para la práctica del senderismo.

Por falta de tiempo, solo voy a recorrer uno de sus senderos, el que sube al Torreón. Se trata de una ruta restringida, que atraviesa un área de reserva, por lo que está prohibido acceder con animales de compañía y es necesario obtener una autorización, que se puede solicitar en el Centro de Visitantes El Bosque o a través de este enlace. Además, el número de visitantes por día es limitado, por lo que conviene solicitar el permiso con antelación. En algunas épocas del año, como en verano, el sendero se cierra debido al riesgo de incendio forestal.

Ascensión al Pico El Torreón

Para subir al Torreón sigo la ruta balizada SL-A 117, que comienza junto a un aparcamiento cerca del kilómetro 40 de la carretera entre Grazalema y Benamahoma. Tras cruzar una cancela, el sendero asciende por una pendiente moderada. En este primer tramo, unas piedras colocadas a modo de escalones facilitan la progresión. Camino rodeado de monte bajo en el que abundan mirtos, lentiscos y sabinas.

La vereda cambia de dirección y, aunque sigue subiendo, la pendiente se suaviza, eso sí, por poco tiempo. Vuelve a acentuarse y el sendero zigzaguea para salvar el desnivel. Avanzo por un bosque mediterráneo muy bien conservado acompañado de gran cantidad de paseriformes, como herrerillos, currucas, carboneros y cogujadas, que trinan y revolotean a mi alrededor.

A medida que gano altura, la vegetación cambia. A partir de los 1.400 metros, las encinas y las sabinas se adueñan del paisaje, acompañadas por la omnipresente aliaga de porte achaparrado, consecuencia de las duras condiciones climáticas de la zona. Un poco más arriba aparecen plantas propias de las altas cumbres, como piornos y arces. Sé que entre el roquedo y los pedregales crecen auténticas joyas botánicas, aunque no las conozco.

El sendero cruza varias dolinas, depresiones del terreno donde el agua se filtra y se incorpora al sistema subterráneo, y poco después, alcanzo una zona de roquedo. Unos montones de piedras y algunas marcas de pintura indican el camino hacia la cumbre.

Finalmente corono El Torreón, un mirador excepcional. El día es claro y las vistas se extienden en todas direcciones. Al norte, se encuentra La Garganta Verde y la provincia de Sevilla; al este, tierras de Málaga y Granada; al sur, la provincia de Cádiz con el vecino Parque Natural Los Alcornocales; y al oeste, la Bahía de Cádiz. La panorámica alcanza incluso Sierra Nevada, cubierta de nieve, el Torrecilla (la cota más alta de Málaga), el Estrecho de Gibraltar y el perfil, algo difuso, del norte de África.

A pesar de ser martes de noviembre, somos varios los montañeros que hemos subido a la cumbre. Hablo un rato con dos que vienen de Sevilla. Pero cuando emprendemos la bajada nos despedimos, ellos bajan por donde hemos subido y yo me voy hacia el pico del Águila.

Bajada por el Pico del Águila

Ayer estuve estudiando una alternativa al descenso por el SL-A 117 para evitar hacer la ruta de ida y vuelta. En el mapa del IGN vi un sendero que, desde el cordal oeste de la montaña, enlaza con la subida a mitad de camino. De este modo, aunque no sea completamente circular, al menos puedo hacer el recorrido más variado.

Con esta alternativa en mente, inicio el descenso siguiendo el cordal, que me sirve de guía. Sin embargo, nada más comenzar, me veo obligado a perder algo de altura, ya que la bajada por el filo me parece peligrosa. Aun así, tengo que hacer algunos destrepes que, si bien no son difíciles, sí resultan algo expuestos. Este tipo de progresión, que el escalador de Elda José Anaya denomina «alpinismo mediterráneo», me gusta mucho, pero exige mantener la concentración.

No vuelvo al cordal hasta coronar el segundo pico del día, el Cerezo o Mellizo. Desde allí recupero la línea de cresta y me asomo a la vertiente norte, donde se extiende una densa masa forestal de pinsapos cubriendo la ladera de la montaña. Destaca la divisoria que une los picos Torreón y San Cristóbal, una sucesión de cumbres afiladas que perfilan la sierra y que algún día me encantaría recorrer.

La dificultad disminuye, aunque aún tengo que afrontar algunos destrepes antes de alcanzar el tercer pico de la jornada, el Pico del Águila. Continúo sin detenerme y paso junto a otra cota que no parece tener nombre, hasta que finalmente llego a un collado. Aquí es donde comienza la senda que, a media ladera, me llevará de vuelta al SL-A 117.

Hago una parada para almorzar e hidratarme mientras disfruto de la tranquilidad del lugar. El collado permite cruzar la sierra de una vertiente a otra y da la sensación de haber sido utilizado en el pasado, y que ahora apenas se transita. Tras este breve descanso, continuo por la senda en la que hay prestar atención porque, aunque en general es clara, hay un par de tramos en los que se pierde.

Tras un kilómetro a media ladera, enlazo de nuevo con el sendero local SL-A 117, el mismo por el que ascendí. Ahora, de bajada, lo sigo hasta regresar al punto donde inicié la ruta hace cinco horas y veinte minutos.

La subida al Pico Torreón y la bajada por el Pico del Águila ha sido una ruta completa y gratificante. La combinación de senderismo en la subida y destrepes en la primera parte del descenso la convierten en un recorrido variado e interesante. Además, el bosque mediterráneo bien conservado, con la presencia del pinsapo, y los paisajes espectaculares hacen de la Sierra de Grazalema un destino excepcional para el senderismo.

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Mapa de la ruta