Para nuestra segunda jornada de senderismo en Cazorla tuvimos dudas respecto de dos posibles actividades que había preparado. La primera de ellas era larga y exigente pero nada excepcional. Consistía en ir desde el Refugio Fuente de Acero (donde habíamos pasado la noche tras nuestra aproximación el día anterior) hasta la Nava de San Pedro (donde pensábamos pernoctar) pero dando un enorme rodeo y atravesando los siguientes lugares: Fuente Bermeja, laguna de Valdeazores, embalse de los Órganos, central eléctrica, arroyo del Tejo, cuerda de los Alcañetes, Calarilla y arroyo de Valdecuevas. Una actividad de unos 30 km de longitud y algo más de 1.200 metros de desnivel que me motivaba mucho pero que aún siendo muy interesante, nos pareció más fácil de hacer en cualquier otra ocasión que la otra propuesta, más comprometida y por la que finalmente nos decantamos.
Se trata de una ruta circular desde la Nava de San Pedro que se interna, pasando primero por la Nava del Espino y por la loma de la Mesa, en el arroyo de los Tornillos de Gualay y que llega después a la Cerrada de la Canaliega para volver a la Nava de San Pedro. Respecto de esta ruta Juan Carlos García Gallego dice en su libro “Excursiones por el sur de España – II” y cito textualmente:
“[…] uno de los desfiladeros de montaña más bellos y salvajes del sur […]. La primera parte parte está al alcance de todo el mundo, la segunda exige ser montañero. […]
El recorrido con navas, roquedos y ríos abarca los principales tipos de bosques (aciculifolio, caducifolio, esclerófilo) y de biotipos (rupícola, silvícola, palustre) del Parque, por tanto son posibles la mayoría de formas de vida de Cazorla. […]
[…] entorno ribereño paradisíaco.”
Juan Carlos García Gallego (1998). Excursiones por el sur de España. Tomo II. Madrid. Ediciones Desnivel.
En su reseña habla además de destrepes de III y II+ expuestos, de trepadas, de atravesar el arroyo cubiertos hasta la cintura y un largo etcétera que hicieron que esta reseña me tuviera cautivado desde el primer día que la leí, hace de esto ya varios años.
Así pues la noche anterior a la actividad decidimos entre los cinco componentes que formábamos el grupo (Natalia, Gèrard, Lidón, Poli y yo) que nos íbamos a la Cerrada de la Canaliega por el arroyo de los Tornillos de Gualay, parecía una actividad más original e interesante que la otra propuesta.
En cuanto a los datos prácticos, la actividad se suponía de una duración de cinco horas a las que había que sumar la aproximación hasta la Nava del Espino de la que nos encontrábamos a unas dos. Un total de ocho o nueve horas (si sumamos las paradas) que no es un tiempo descabellado teniendo en cuenta que con todos los componentes del grupo he realizado actividades de más de 12. Por último comentar que no nos dió tiempo a terminar la ruta teniendo que modificarla sobre la marcha e improvisar un vivac, nada dramático por otra parte, pues íbamos cargados con todo el equipo para pernoctar y comida.
Senderismo en torno al arroyo de los Tornillos de Gualay
Contrariamente a lo habitual, el sábado no pusimos la alarma y nos levantamos tranquilamente entorno a las 8:30 h. Además fuimos sin prisa, por lo que hasta las 10:00 h no nos poníamos en marcha.
La primera parte de la ruta, la que va desde el refugio de Fuente de Acero hasta la Nava del Espino, discurre por la pista forestal de la Nava de San Pedro (el término Nava hace referencia en Cazorla y Segura a una llanura situada entre montañas). Recorremos un espeso bosque autóctono en el que el pino laricio es el protagonista, como curiosidad decir que los troncos de este árbol sirvieron de mástiles para la flota del descubrimiento de América. A los citados pinos acompañan encinas, quejigos y muchas especies de matorral Mediterráneo.
Pasamos junto al estrecho de Perales primero, donde merece la pena hacer una parada para disfrutar del entorno, y la Nava de San Pedro después antes de llegar a la Nava del Espino donde abandonamos la pista por otra que sale a mano izquierda y que se dirige hacia los Poyos de la Mesa. Al llegar a un collado en cota 1.579 una pista sale a mano izquierda. Nosotros la tomamos aunque por la otra también se puede llegar al arroyo de los Tornillos de Gualay, nuestro primer objetivo del día. La otra pista llega al mismo punto dando un largo rodeo aunque es menos perdedora. La que nosotros cogimos pasa por un precioso altiplano junto a los Torcales de Pedro Cerrillo hasta que se pierde muy cerca del arroyo del que nos separan unos 200 metros de desnivel que nosotros emprendimos monte a través en dirección sur hasta que dimos con una senda que nos dejó junto al cauce del río.
Desde este punto está prohibido continuar sin el correspondiente permiso (que nosotros sí teníamos pues lo gestioné cuando solicité el de los vivacs). Continuamos dirección este hasta llegar a un dique derruido a partir del cual ya no existen caminos ni sendas. La progresión se hace por el cauce del río saltando las piedras y evitando caer al agua. En algunos puntos las pozas nos impiden seguir por el cauce y buscamos alternativas por los márgenes del río realizando trepadas y destrepes, algunos bastante delicados. En uno de los flanqueos Lidón cayó al río y nos dimos un buen susto pero por suerte todo quedó en eso, un susto y Lidón empapado.
La progresión era cada vez más lenta hasta que finalmente no quedó más remedio que mojarse, primero únicamente los pies y luego, después de quitarnos los pantalones, hasta la cintura lo que no evitó más trepas y destrepes que se suceden con pasos por el cauce del río hasta que llegamos a un angosto pasillo de roca (por el que nos internamos Poli y yo para ver la posibilidad de cruzarlo) tras el cual una profunda poza corta el paso. Estábamos en el punto más delicado de la travesía y según la reseña, debíamos retroceder hasta el inicio del pasillo ganando altura por la vertiente orográfica derecha.
Eso hicimos pero al llegar a un pequeño espolón, viendo que eran las 20:30h que estábamos rodeados de cortados, que nuestra progresión era extremadamente lenta y que con seguridad no nos iba a dar tiempo a llegar al final del cañón con luz, decidimos subir monte a través para tratar de llegar a los alrededores del Monte Calar (1.842 m) donde por las curvas de nivel del mapa debía de haber varios llanos para instalar nuestro vivac. Unos 500 metros de desnivel nos separaban de nuestro objetivo y estábamos cansados así que tocaba echar el resto. Ascendimos por el espolón rocoso en el que nuevamente tuvimos que hacer alguna trepa.
Tras la dura subida que en realidad disfruté un montón, llegamos a lo alto donde vimos una gran terraza, lugar idóneo para instalarnos y pasar la noche.
Aunque no realizamos la actividad prevista hicimos una fantástica e intensa ruta. Además desde el punto donde nos encontrábamos teníamos un excelente camino de bajada hasta el embalse de la Bolera donde teníamos que llegar en la siguiente jornada, pero eso os lo cuento en la próxima entrada.
Galería de fotos
Mapa de la ruta
Resumen de la actividad
Entorno y medio | |
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Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas | |
Sierra del Pozo | |
Espacio natural protegido | |
Cielo despejado, temperatura agradable | |
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