Esta es la segunda excursión que realizamos junto a nuestros amigos Pilar, Vicent, su hija y su sobrino durante nuestras pequeñas vacaciones familiares en el Pirineo catalán. Concretamente esta discurre por la comarca de la Alta Garrotxa un amplio territorio que tiene la consideración de subcomarca y que se encuentra a caballo entre las comarcas de la Garrotxa, Alt Empordà y el Ripollès. Es un lugar salvaje y de orografía extremadamente abrupta.
La ruta la hicimos a finales de junio, seguramente la mejor época para realizarla porque hace suficiente calor como disfrutar de las pozas que encontraremos a lo largo de la actividad, pero no hay el mogollón de gente que, por lo que he leído, suele haber en julio y sobre todo en agosto. Sin embargo, y a pesar de que algunos nos bañamos, no tuvimos suerte con el tiempo y la vuelta nos tocó hacerla bajo una intensa tormenta de verano.
Comenzamos la excursión junto al camping de Sadernes donde podemos dejar el vehículo y al que se accede desde la población de Montagut. La carretera que une ambos puntos pasa junto al puente de Llierca que merece la pena ver. Existe un parking con unas pocas plazas para dejar el coche y acercarse al puente. Además tiene una buena poza donde darse un remojón, muy buena opción para terminar la actividad.
Desde el camping de Sadernes hasta la ermita de Sant Aniol d´Aguja la ruta está señalizada mediante las señales de la red Itinerannia, red de la que ya os hablé en mi anterior entrada. Además durante un rato la ruta discurre por el GR 11 y por algún PR, y además también vi varias señales similares a las de un PR pero en color verde y naranja, aunque no me fijé si cubren o no la ruta completa. Resumiendo, recuerdo ver sobre una misma piedra hasta cuatro balizamientos iguales aunque de distinto color. Me pareció un poco excesivo, pero pérdida no hay.
Comenzamos caminando por una pista de tierra ancha y sin desnivel por la que puede circular un coche sin problemas. De hecho existen varios pequeños aparcamientos algo más arriba.
El camino está rodeado de amplios campos y zonas de pastoreo y las impresionantes paredes de Sant Aniol son visibles frente a nosotros a lo lejos.
Cruzamos el río en varias ocasiones por pequeños puentes y pasamos junto a una zona de escalada hasta que finalmente llegamos al puente d´en Valentí donde el camino se bifurca. Nosotros cruzamos el puente y continuamos la senda junto al río, pero la vuelta la hicimos por la pista, ya que este tramo es circular. El camino que se va estrechando y tiene una vegetación muy frondosa es espectacular. Hay que sortear el río por el cauce antes de llegar a la pequeña presa del Gomarell. A partir de este punto la senda se vuelve más pedregosa y el desnivel, prácticamente inexistente hasta aquí, aumenta. Además debido a la gran humedad, las rocas están resbaladizas así que conviene extremar la precaución.
En el Gomarell está prohibido bañarse, pero un poco más arriba tras cruzar un puente colgante encontramos un remanso idílico de agua cristalina con muchos peces. De la ruta creo que es el sitio que más me gusto para bañarme, pero cuando pasamos íbamos divididos en dos grupos y con hambre, así que la prioridad era encontrarnos y comer (el otro grupo iba por delante con la comida). Pensé que a la vuelta tendría más suerte, pero entonces llovía a cántaros. En fin una pena, quizás la próxima vez.
Tras 10 minutos desde el puente colgante llegamos pequeña ermita de Sant Aniol y a una gran masía ya abandonada que estaba en obras, creo que la están transformando en refugio. Es gracioso que a lo largo de la ruta encontramos sacas con escombros de dicha obra con unos carteles en los que se solicitaba a los senderistas que se llevarán alguna de vuelta y de este modo colaboran con la construcción de dicho refugio.
Cuando llegamos a la ermita paramos un momento a beber agua antes de continuar hasta el Salt del Brull y en ese momento comenzó una ligera lluvia. No obstante la lluvia no dura mucho y continuamos ruta ya que el grupo de cabeza tampoco ha parado aquí.
Proseguimos nuestro camino por una explanada de césped a cuya mano izquierda encontraremos la única fuente del camino. Este continúa junto a la fuente y tras 10 minutos encontramos a nuestros amigos en una poza dándose un baño. Allí comemos y yo también me baño, eso sí, en un agua gélida y con el cielo encapotado. Es justo cuando termino de vestirme cuando empieza a caer un chaparrón impresionante por lo que decidimos volver a los coches.
En resumen, una preciosa ruta que aunque disfrutamos no lo pudimos hacer con toda su intensidad por un tiempo no del todo bueno. Pero ya se sabe, la montaña es así. Espero que el tiempo me permita volver por estos parajes.
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Resumen de la actividad
Entorno y medio | |
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