El Cerro de la Empanada (2.106 m), punto culminante de la Sierra de Empanadas, es la montaña más alta del Parque Natural de Cazorla Segura y las Villas. Sin embargo la ruta senderista que voy a contar la hice desde la vecina Sierra de Castril (también parque natural), de la que es la segunda cota después del Tornajuelos (2.136 m). Y es que esta montaña hace de linde entre ambos espacios naturales, uno en Jaén y otro en Granada.
Se trata de una excursión circular exigente y completa que asciende la Sierra de Empanadas por el barranco de Túnez y desciende por el de la Osa. Seguramente es la más dura para ascender a esta montaña pero a cambio ofrece un itinerario variado entre barrancos esculpidos en roca viva, cortados e imponentes farallones, en un entorno agreste e impresionante.
La excursión se encuentra parcialmente señalizada con postes verticales e hitos, ya que en parte coincide con dos de las rutas que el Parque Natural Sierra de Castril ofrece al visitante para conocer lo más característico de este espacio natural.
La primera parte (hasta la cumbre del Empanadas), está balizada, aunque es necesario atención e intuición ya que en algunos puntos la señalización es escasa y la senda se pierde. También la última parte, desde el Cortijo de la Puerca lo está. En este caso se trata de una senda mucho más transitada y clara que no ofrece dudas. La parte intermedia, que une ambas rutas balizadas sigue sendas poco marcadas y desdibujadas, e incluso a ratos va monte a través.
Parque Natural Sierra de Castril
El Parque Natural Sierra de Castril tiene 12.154 hectáreas y se creó en 1989. En realidad es la continuación del Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas, que a su vez está unido al Parque Natural los Calares del Mundo y de la Sima, conformando un espacio protegido con una superficie mayor que la provincia que me vió nacer, Guipúzcoa.
No es tan verde y frondoso como el vecino Parque de Cazorla (aquí domina el roquedo sobre la foresta) pero es muy agreste y sorprende por sus espectaculares formaciones geológicas, debidas a su elevado desarrollo kárstico. Los protagonistas aquí son el río Castril y la roca que ha ido esculpiendo a su paso.
El gran caudal y la calidad de su agua permite a este río albergar una importante población de trucha autóctona y de nutria. Entre los grandes herbívoros es fácil ver cabra montés y muflón, con los que me cruzo en varias ocasiones durante la excursión. También veo muy cerca varios buitres leonados. Y es que este lugar alberga la colonia más oriental del sur de la península. Y aunque es posible ver quebrantahuesos, que anidan en Cazorla, no tengo esa suerte.
Ruta senderista circular por la Sierra de Castril ascendiendo al Empanadas
En las sierras de Cazorla y Segura he realizado gran número de excursiones, como esta, esta o esta, sin embargo a Castril es la primera vez que vengo y he quedado gratamente sorprendido.
Acceso
Desde Castril, bonito pueblo de montaña que bien merece un paseo, tomo la carretera A-326 dirección Fátima. Tras recorrer unos cuatro kilómetros veo una señal que indica Parque Natural Sierra de Castril.
Esta pista forestal, que al principio está asfaltada pero luego es de tierra, es el eje de comunicación del Parque y el punto de partida de muchas rutas senderistas.
Paso junto a la Fuente de Tubos, el Cortijo de Tabernillas y cruzo un primer puente en el que cambió de vertiente. Continúo río arriba y puedo ver varios barrancos que bajan entre escarpados tajos hacía el río Castril.
Llego al camping el Cortijillo, donde duermo la noche previa a la excursión. Es un camping de los que me gustan, pequeño, muy cuidado y rodeado de naturaleza.
Tras el camping cruzo un segundo puente ignorando el desvío al Barranco de la Magdalena, cuya excursión dejo para otra ocasión.
El acceso concluye tras vadear un puente en el Cortijo del Nacimiento.
Ruta senderista
Comienzo a caminar cruzando los tubos de la central eléctrica. Los primeros pasos discurren junto a un chalet cuya verja linda con la senda.
Diez minutos después del inicio me desvío por un puente peatonal que sale a mano izquierda y que me permite vadear el cauce del río Castril.
Mirando a los paredones que tengo enfrente me llama la atención la garganta esculpida por el barranco de Túnez que forma una grieta vertical tan angosta que sus paredes casi se tocan. El paso parece imposible ya que la brecha tiene a ambos lados imponentes paredes.
En realidad el camino que permite adentrarse en la sierra está algo más a la derecha en una brecha de la que parte una pedrera. Es el Chinar de Túnez, empinado cono de deyección que da acceso al Collado de los Corzos por el que me interno en la parte alta del Barranco de Túnez.
Tras llegar al collado sigo la senda por la vertiente orográfica izquierda del barranco en ligero descenso hasta llegar al fondo del mismo.
Cruzo el lecho (que lleva agua cristalina) y avanzo en suave ascenso por la vertiente opuesta. Paso por unas gradas también con agua que forman pequeñas cascadas y pozas. No se si llevan agua siempre, imagino que en época de sequía no.
En varios puntos a mi alrededor hay peñas que recuerdan a las de la Ciudad Encantada de Cuenca o las del Torcal de Antequera, aunque las que me rodean están alejadas unas de otras.
La senda sigue una media ladera ascendente para luego bajar suavemente hasta volver a cruzarse con el cauce del barranco de Túnez. Algo más arriba hay unas terrazas con nogales y una precaria cabaña, se trata del Cortijo del Maestrillo.
El maestro del Empanadas
El llamado “Cortijo del Maestrillo” fue morada durante cuarenta años de un maestro de escuela llamado Eduardo, que un día se echó a vivir al monte para pasar sus días en completa soledad, visitado esporádicamente por pastores o serranos, a alguno de los cuales enseñó a leer y escribir. Asimiló de tal modo su aislamiento que se hizo anciano en su cabaña, cumpliendo en ella 86 años. Conforme sumaba edad la gente del lugar vivía con preocupación su suerte, especialmente cuando la nieve abrazaba el Empanadas. Cuentan que en uno de estos nevazos pasaron mucho días sin saber del maestro, por lo que los cortijanos avisaron a la Guardia Civil que consiguió subir hasta la cabaña donde le hallaron muy enfermo. Casi por la fuerza lo ingresaron en el hospital de Granada, pero el maestro escapó a la primera oportunidad y regreso al Empanadas. A los 86 años le falló la vista y pudieron convencerle que se mudara a Castril, a donde bajó con pena, diciendo que volvería cuando se recobrará, pero las fuerzas y la edad ya no le dejaron subir.
La primera vez que visité el Empanadas hacía un mes que había bajado el maestro, y puedo constatar que la precaria cabaña todavía conservaba la cama hecha y buena parte de sus pertenencias, pero lo que más me sorprendió fue descubrir fuera un hoyo excavado y un saco de cemento que el maestro tenía preparado para que lo enterraran si llegaba el caso, el primero que lo descubriera. Hoy, el Cortijo del Maestrillo es ya casi una ruina, al punto de que pronto será devorado por algún invierno más cruel que el anterior, y solo la hilera de viejos nogales desgreñados testificará la osadía del maestro que paseó medio siglo su soledad bajo las nieves del Empanadas”
García Gallego, Juan Carlos, (1998). Excursiones por el sur de España. Volumen II, Madrid: Ediciones Desnivel
Junto al Cortijo del Maestrillo en el camino que debo seguir, hay una señal vertical en la que se desaconseja la subida en caso de mal tiempo. Lo cierto es que a partir de aquí el número de indicaciones disminuye y la traza del sendero se pierde la mayor parte del tiempo. Avanzar por aquí con niebla debe ser complicado a no ser que se conozca bien el terreno.
Tras un breve descanso en el que me hidrato, como y disfruto de las vistas, me vuelvo a poner en marcha.
Antes de seguir observo la imponente cara este del Cerro de la Empanada objetivo de mi ruta. Sin embargo en lugar de ascender directamente por aquí, realizo un gran rodeo pasando junto al Cerro de la Carrasca (1.967 m) y el Collado del Salitre (1.811 m). Después remonto la cuesta que me lleva hasta la divisoria del Empanadas y finalmente llegó a su cumbre.
En la cima de la Sierra de Empanadas hago otra parada en la que aprovecho para comer y beber y sobretodo disfrutar de las vistas. A pesar de que hay algo de bruma, puedo ver hasta Sierra Nevada, donde estuve hace apenas dos meses escalando el Canuto Norte de la Alcazaba. Mucho más cerca están la Sagra, los Campos de Hernán Perea, la Sierra de Segura, la de Cazorla…
Me entretengo casi una hora antes de volver sobre mis pasos por el cordal del Empanadas hasta el Collado del Salitre donde tomo una senda que sale a mano izquierda. Camino en ligero descenso paralelo a unas peñas que tengo a mi derecha. Cuando veo un collado entre ellas tiro monte a través hasta alcanzarlo. A este punto se le conoce como El Portacho. Es un bonito lugar rodeado de moles rocosas de caprichosas formas.
Justo después de El Portacho vuelve a haber senda. Esta cruza un bonito altiplano que desemboca en el cordal que debo seguir, es el de La Serrezuela. La senda no es clara y a ratos la pierdo pero siguiendo el cordal vuelvo a dar con ella.
Después de cruzar una pequeña dolina pierdo el camino definitivamente y bajo, monte a través una fuerte pendiente hasta el Cortijo de la Puerca que está situado junto a unos campos de tierra de labor convertidos, al menos a mi paso, en verde pradera.
Llevo caminando ya muchas horas y el cansancio se va notando, así que aprovecho y hago otra parada. Mientras me hidrato y como algo, divisó al oeste, en la vertiente opuesta el Mojón Alto o Tornajuelos, que con 2.136 metros es la montaña más alta de Sierra Seca y del parque natural.
Abandono el cortijo por una senda que está balizada, y que en un sube y baja continuo permite cruzar varios barrancos. En la última bajada, antes de internarme en el barranco de la Osa, paso junto a una de las joyas botánicas del Parque Natural de Castril, un árbol monumental de más de mil años. Se trata de un magnífico tejo (taxus baccata), uno de los pocos que quedan en este espacio protegido.
A pesar de las duras condiciones que soporta: suelo pedregoso, gran presión ganadera, etc, este tejo ha conseguido crecer a lo largo de los siglos. Su valor ecológico es enorme. Retiene el agua de la lluvia y la nieve, manteniendo la humedad de la zona, además sus densas ramas dan cobijo a animales de las bajas temperaturas invernales y del sofocante calor estival.
Tras observar esta maravilla natural me interno por una senda labrada en la roca en el barranco de la Osa. El camino, protegido con una barandilla de acero, desciende a lo largo de la estrecha garganta. A mi paso no lleva agua, eso a pesar de que hace una semana llovió en abundancia. Y es que la roca caliza actúa como una esponja chupando toda el agua de lluvia y filtrándola al subsuelo.
Paso junto a la cueva de la Osa usada desde antaño por pastores, cazadores y leñadores, como refugio.
Dejo atrás este magnífico rincón y abandono el barranco de la Osa para situarme sobre una planicie desde donde contemplo las ruinas del Cortijo Peralejo con el valle de Castril enfrente.
Un poco más adelante llego al nacimiento del río Castril y me detengo junto al mirador.
El río Castril nace súbitamente con grandisima presión bajo un tajo a través de un acuífero fracturado en varios regueros y cascadas.
Continúo paralelo al río, un enclave de enorme interés medioambiental que gracias a la pureza de sus aguas alberga un rico ecosistema de ribera con sauces, mimbres, juncos, trucha autóctona, nutria, garza real…
Por fin llegó al Cortijo del Nacimiento donde termina esta magnífica excursión en la que he descubierto la convulsa e impresionante geología de este espacio natural protegido a través de barrancos, quebradas y vertiginosos relieves sobre los que se asientan los nidos de numerosas aves rapaces y en los que subsisten desafiantes pinos y cornicabras, literalmente colgados del abismo. Una de las zonas con mayor interés paisajístico y geológico de las Béticas.
Hacía mucho que quería venir a la Sierra de Castril y ha merecido la pena. Sin duda volveré.
Mapa de la ruta
Resumen de la actividad
Entorno y medio | |
---|---|
Huescar | |
Sierra de Castril | |
Espacio natural protegido | |
Cielo despejado a primera hora. Nubes de evolución que terminaron en tormenta | |
Ver en Wikiloc |