La Sierra de la Muela, situada al oeste de Cartagena, es un tesoro natural dentro del espacio protegido Sierra de la Muela, Cabo Tiñoso y Roldán. Su cercanía al litoral Mediterráneo y la fusión entre mar y montaña hacen que tenga gran diversidad biológica, lo que la convierte en uno de los puntos ecológicos más importantes del sureste peninsular. En la ruta que describo a continuación, exploro este entorno privilegiado, donde recorro monte mediterráneo y descubro calas, barrancos, playas y acantilados. ¡Acompáñame en este viaje lleno de sorpresas!
Aunque la Región de Murcia es uno de mis destinos pendientes, tuve una primera toma de contacto con este espacio natural en marzo de 2017, cuando vine a escalar en Peñas Blancas con Óscar. En aquella ocasión, disfruté mucho de la escalada pero no llegué a conocer la riqueza del lugar como lo he hecho ahora.
Se trata de una zona protegida cuyo Plan de Ordenación de Recursos Naturales para convertirse en Parque Regional sigue en tramitación desde 2006. No obstante, la zona ha sido declarada Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) y Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), dentro de la Red Natura 2000, que vela por la conservación de espacios clave en Europa.
La ubicación estratégica de esta sierra también la ha dotado de una importante función defensiva a lo largo de la historia, como lo evidencian las numerosas construcciones de vigilancia y protección a lo largo de la costa, algunas de las cuales tendré la oportunidad de visitar durante la ruta.
Ruta senderista circular por la Sierra de la Muela
Comienzo a caminar en la playa de El Portús desde donde disfruto de las vistas del mar Mediterráneo en este magnífico día azul. Esta pequeña localidad costera está situada entre Mazarrón y Cartagena, municipio este último al que pertenece.
Cruzo varias calles y paso por la ermita antes de llegar a la salida del pueblo. Allí, encuentro un cartel informativo sobre la zona junto al inicio de una senda que asciende con fuerza por la Loma del Garrofero, marcando el verdadero comienzo de la ruta.
Al llegar al cruce con una pista forestal, tengo mi primera sorpresa: dos muflones se cruzan en mi camino. No sabía que estos ungulados, originarios de Córcega, Cerdeña y otras áreas del Mediterráneo oriental, habitaban esta zona. Por lo que he investigado, fueron introducidos aquí a principios del siglo XXI, probablemente por alguien que los mantenía en cautividad, un tipo de práctica, que además ilegal, altera el equilibrio ecológico de los espacios naturales. De hecho, en 2011 la Consejería de Agricultura y Agua de la Región de Murcia planteó la posibilidad de exterminarlos para reintroducir cabras monteses procedentes de Sierra Nevada, una especie autóctona más adecuada para este entorno, aunque no parece que se haya tomado ninguna medida al respecto. En cualquier caso, aunque se trata de una especie alóctona, no puedo evitar sentir gran emoción al encontrarme cara a cara con estos animales salvajes.
Dejo atrás a los muflones y continúo el ascenso hasta la Ermita Virgen de La Muela, que encuentro cerrada porque solo abre en días de romería. Justo al lado, está la Fuente del Aljibe y una pequeña balsa con agua de manantial, que mana todo el año. Aprovecho para rellenar mi cantimplora a través de una pequeña manguera. El lugar me sorprende por su verdor y exuberante vegetación que contrasta con el paisaje más árido que he recorrido hasta ahora, y con el que me espera más adelante. Es un rincón magnífico, casi mágico, que parece un oasis en medio de este entorno tan seco.
Tras una breve parada, continúo monte arriba por una canal bien definida que me conduce sin pérdida a la Muela, un gran altiplano que es el punto más elevado de la sierra. Al llegar, decido dar una vuelta de 360 grados alrededor de la cima, disfrutando de las espectaculares panorámicas en todas las direcciones. No estoy seguro si me gustan más las vistas hacia Cartagena o las de Cabo Tiñoso. En cualquier caso, es un privilegio estar rodeado de mar y montaña.
Esta pequeña circular por el altiplano de La Muela termina en otra de las sorpresas de la ruta, se trata de una escalera metálica larga y vertiginosa que permite sortear una barrera rocosa, y se ha convertido en todo un símbolo de esta montaña. No es apta para personas con vértigo, sobre todo de bajada que impresiona más.
Desciendo y llego a una amplia explanada donde confluyen varios caminos. Desde aquí, me dirijo a un antiguo corral en ruinas, y luego, dejando atrás cualquier rastro de sendero, me aventuro monte a través hasta un rincón oculto de la sierra. Se trata de un arco de roca excavado en la ladera de la montaña que en una ruta en Wikiloc lo llaman Arco de l@s Enamorad@s. Aunque el lugar es curioso y tiene encanto, la aproximación, por una zona abrupta, rota y bastante expuesta, resulta complicada. Suelo disfrutar en este tipo de terrenos pero en este caso lo encuentro delicado e incluso a ratos peligroso, lo que me hace dudar si el esfuerzo merece la pena. En cualquier caso llego hasta el arco, hago algunas fotos y vuelvo sobre mis pasos, resultando la vuelta ligeramente más sencilla.
Regreso al corral en ruinas y desde aquí desciendo por la conocida como Senda de los Incas, un antiguo camino de mampostería que al parecer fue construido por militares para facilitar el acceso a puntos estratégicos de la sierra.
Su nombre, que no tiene relación alguna con la civilización de Sudamérica, se debe probablemente, a que, caminar por esta senda empinada y de aspecto antiguo, evoca en los senderistas la idea de un camino de montaña similar a los que construyeron los incas en los Andes.
Serpenteo de bajada hasta una zona a la que llaman, la Trompa del Burro, uno de los lugares famosos de la sierra. Cerca de allí se encuentra una pequeña escuela de escalada, y algo más abajo el collado de la Aguja donde hay un cruce de caminos.
Aquí se me presentan tres posibilidades: volver a El Portús siguiendo el sendero del GR 92, bajar a Cala Aguilar, que ha llamado mi atención desde que la he visto poco antes de llegar al collado, o subir al Cabezo de la Aguja pasando por la Casa del Comandante. Ante la duda, me decido por hacer las tres, pero en orden inverso al planteado aquí.
En primer lugar, subo al Aljibe de la Casa del Comandante, una estructura que sigue en funcionamiento, recogiendo las aguas de lluvia. Continúo hasta la Casa Refugio del Comandante, un edificio que hoy en día sirve como refugio para senderistas y montañeros que recorren la zona. Más adelante, alcanzo un búnker en el Pico de la Aguja, desde donde disfruto de unas vistas impresionantes.
Vuelvo al collado para bajar a Cala Aguilar, un rincón tranquilo donde aprovecho para descansar y comer el bocadillo que traigo conmigo. Con energías renovadas, regreso al collado y completo la ruta volviendo a El Portús por el sendero GR 92.
Los algo más de tres kilómetros que me separan del final de la ruta me resultan de los más interesantes de una jornada ya de por sí hermosa. Barrancos con fuertes pendientes, varias trepas (algunas con pasamanos) y una preciosa zona conocida como Los Amarillos por el color de la roca, ponen el punto final a una intensa jornada de naturaleza y montaña. Todo ello a escasos metros de un mar Mediterráneo cuyo azul turquesa contrasta con el ocre de la montaña.
Esta ruta por la Sierra de la Muela ha sido una gran experiencia llena de contrastes entre mar y montaña, con paisajes únicos y momentos inesperados, como el avistamiento de los muflones y el descubrimiento de Cala Aguilar, que no tenía previsto visitar. Desde la cima de la Muela hasta las aguas Mediterráneo, cada paso revela la riqueza natural e histórica de la zona. Aunque la ruta no es muy larga, presenta un desnivel considerable y constantes subidas y bajadas, recompensadas eso sí, con vistas espectaculares y una conexión profunda con el entorno.
Galería de fotos
Mapa de la ruta
Resumen de la actividad
Entorno y medio | |
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Campo de Cartagena | |
Sierra de la Muela, Cabo Tiñoso y Roldán | |
Espacio natural protegido | |
Nubes a primera hora despejado después. Sin viento | |
Ver en Wikiloc |