El Avenc Ample es una sima situada en la Vall d’Ebo cuya impresionante boca principal, de 25 metros de diámetro por 60 de profundidad, ha servido como escuela a numerosos grupos y clubs de espeleología de la Comunidad Valenciana. Tiene además una gran sala a la que se llega a través de una estrecha gatera que es de visita obligada.
Ha sido Vicente de Alicante Aventura quien me ha propuesto esta actividad que por cierto, es mi primera experiencia en espeleología.
Aunque a Vicente lo conozco hace poco y juntos solo hemos hecho el barranco del Garx y la Nao, desde el principio hubo muy buena conexión y gracias a que él me presentó a Omar he escalado la cresta Etual Filant y la fisura del Badall de les Gralles. Así que, en cuanto me lo propuso acepté encantado sabiendo que lo iba a disfrutar.
Sima del Avenc Ample
Unos días antes de la actividad estuve buscando información y descubrí que la sima es visible en el modo satélite de Google Maps. También me enteré que la primera persona en tocar fondo -el 16 de noviembre de 1952- fue G. Plá de la sección de espeleología del Centro Excursionista de Alcoy, aunque hubo que esperar hasta enero de 1981 para ver publicado el alzado topográfico de la cavidad, estableciendo su máxima profundidad en -60 metros.
Por último, me ha llamado la atención que no fue hasta muy poco (septiembre de 2001) cuando se descubrió la gran sala a la que se accede a través de la famosa gatera (famosa por su estrechez). El descubrimiento lo hizo la sección de espeleología del Centro Excursionista de Gandía, motivo por el cual lleva su nombre: Sala CEG.
Aproximación
Quedo con Vicente en Villajoyosa que a su vez ha quedado con Paco y Rosana, aunque debido a las restricciones a causa del Covid 19 vamos en dos coches.
Cogemos la AP-7 y nos dirigimos a la localidad de Pego situada en la Marina Alta de Alicante. Desde allí tomamos la carretera que se dirige a la Vall d’Ebo, la CV-712.
Abandonamos esta carretera en el kilómetro 8,400 para tomar un desvío a mano derecha por una pista de montaña que se dirige al refugio de La Figuereta. La pista pasa muy cerca de las simas del Avenc Ample, Avenc d’Enmig y Avenc Estret, estás últimas de 120 y 137 metros de profundidad.
A la altura del Avenc Ample, la primera de las tres simas junto a las que pasa la pista, ésta se ensancha dejando espacio suficiente para aparcar varios vehículos.
Acceso, boca y alrededores
La boca de 25 metros de diámetro está rodeada de una valla de madera visible desde el aparcamiento. Sus impresionantes paredes que caen a plomo están -al igual que el fondo- cubiertas de vegetación.
Al sureste de la boca principal, hay una boca secundaria de 5×2 metros que desemboca en la misma sala.
Avenc ample, la sima
El carácter de escuela que tiene esta sima -en la que generaciones de espeleólogos han practicado maniobras de descenso, ascenso y fraccionamiento- hace que existan varias posibilidades desde las que montar vías. En nuestro caso son Paco y Vicente los encargados de elegir la que consideran más adecuada, concretamente unos anclajes químicos situados en la parte sur de la boca hasta dónde llegamos caminando entre bloques de lapiaz.
La primera en bajar es Rosana, le sigo yo. Tras un corto fraccionamiento de unos 5 metros llego al impresionante volado de casi 40. El panorama al iniciar el descenso hacia las profundidades de la sima es extraordinario, también lo es al tocar fondo y alzar la vista al cielo.
Piso tierra sobre un gran cono de derrubios de casi 15 m de altura junto a un área delimitada con una cinta de plástico que está para evitar pisar una zona protegida en la que crecen varios tipos de musgos y un helecho protegidos.
El helecho, conocido como lengua de ciervo (phyllitis scolopendrium), es una planta propia del clima atlántico cuya antigüedad en la Comunidad Valenciana data de las últimas glaciaciones. Aunque algunas publicaciones de internet dicen que en la provincia de Alicante solo se encuentra en las simas de la Vall d´Ebo, en el herbario de Apatita, Santiago -su autor- aclara que aunque es escasa se da en otros puntos de la provincia.
Pero volvamos a la actividad, la primera parte -bajar hasta el fondo de la sima- ya está hecha, ahora viene la parte más delicada, acceder a través de la estrecha gatera a la Sala CEG.
Paco y Rosana son los primeros en internarse, les sigue Vicente y por último voy yo. El acceso está claro porque hay una cuerda fija en la pared que ayuda a escalar los escasos metros hasta la entrada.
La gatera tiene 5 metros pero se me hacen largos. Acostumbrado a los espacios abiertos y a la movilidad, avanzar medio de costado, reptando y haciendo todo tipo de contorsionismos resulta bastante incómodo. Sin embargo, aquí de nada sirven los nervios, así que me lo tomo con tranquilidad y paciencia y casi sin darme cuenta noto que la cavidad se ensancha.
Por fin llego a un pozo de unos 7 metros. Mis compañeros ya han descendido y se encuentran en la sala. Rapelo y me uno a ellos.
Al llegar abajo se extiende ante mí una impresionante sala en la que hay formaciones de todo tipo. Paco se encarga de explicarnos lo que vemos: columnas, estalagmitas, estalactitas, banderas, coladas, pequeños lagos de agua cristalina…
Nos recreamos un rato largo recorriendo la sala y observando cuanto nos rodea, pero tratando de tocar y rozar lo menos posible para evitar desgaste y roturas. Hacemos unas fotos de rigor y emprendemos la vuelta.
Remonto los siete metros de cuerda fija que me separan de la gatera y me interno en ella. Paco y Rosana ya han pasado y Vicente viene detrás.
El estrecho agujero que a la ida he recorrido bastante bien, esta vez se me atraganta y por un momento me veo incapaz de avanzar ni adelante ni atrás. Toca contorsionarse, girar e ir buscando la mejor posición para avanzar. Paco se interna de nuevo para indicarme el camino a seguir y me guía hasta la salida. Cuando por fin terminan las estrecheces me siento feliz de poder moverme con libertad.
Ya solo falta ascender los 40 metros de cuerda fija que nos separan de la salida. Nuevamente son Paco y Rosana los primeros en hacerlo y como tenemos instaladas dos cuerdas Vicente y yo esperamos tranquilamente hasta que terminan.
El ascenso por la cuerda fija es un ejercicio atlético -al menos para mí que carezco de una buena técnica- que disfruto bastante más de lo que esperaba.
Una vez estamos todos arriba recogemos el material y nos despedimos. Es una pena que por culpa del Covid no podamos celebrar la actividad comentando la jugada con unas viandas y una buena cerveza, pero ya vendrán tiempos mejores.
Quiero terminar dando las gracias a mis compañeros por esta estupenda mañana bajo tierra, a Paco por todas sus explicaciones y paciencia, y a Vicente por pensar en mí para acompañarle a esta actividad que me ha servido como iniciación a la espeleología. ¡Hasta la próxima!
Galería de fotos
Vídeo de actividad
Os dejo el vídeo que hizo Vicente de la actividad